Imagina que estás acostado en el pasto mirando al cielo en un día muy soleado. Todo es azul, tan uniforme que parece pintado. De repente, empiezas a notar pequeños puntos brillantes moviéndose rápidamente a lo largo de líneas onduladas, como si fueran lucecitas o bichitos diminutos.
No, no son mosquitos, tampoco polvo flotando ni un truco de tu imaginación. ¡Estás observando a tu cuerpo en acción!
Lo que estás viendo ocurre dentro de tus propios ojos. Ese efecto tiene un nombre curioso: Fenómeno Entóptico del Campo Azul.
Cuerpos flotantes, licencia CC0
Ojos, licencia CC0/Pexels.com
Fenómeno de Scheerer, licencia CC0
Cuando miras un cielo azul brillante (o una pantalla blanca), la luz golpea tu retina —una parte detrás del ojo que captura las imágenes como una cámara. Justo delante de la retina, hay una red finísima de vasos sanguíneos por donde circula la sangre. Dentro de esa sangre viajan miles de glóbulos rojos y también algunos glóbulos blancos.
Pero, … resulta que los glóbulos rojos sí absorben la luz mientras que los glóbulos blancos la dejan pasar. Por eso, cuando los glóbulos blancos avanzan por los capilares, los ves como puntitos brillantes que se mueven siguiendo el flujo de la sangre. En realidad, ¡estás viendo tu flujo sanguíneo en acción!
Lo mejor de todo es que esto no es una ilusión ni algo malo: es tu cuerpo mostrándote un secreto que normalmente pasa desapercibido. Cada vez que veas esas lucecitas, puedes pensar: "Ahí van mis glóbulos blancos, viajando dentro de mis ojos".
Oftalmograma, licencia CC BY-SA 3.0/Ignis
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