Autora: Valeria Rebolledo Angulo
¿Alguna vez te has preguntado por qué te llamas como te llamas? Tu nombre es mucho más que sólo un conjunto de letras, es una palabra que te identifica y te hace única o único en el mundo.
Si bien el nombre nos permite diferenciarnos de las y los demás y reconocernos como personas particulares, nuestros nombres suelen tener un origen que incluso puede ser de mucho tiempo atrás. Cada nombre tiene una historia que se construye como un hilo que nos conecta con nuestras familias y con personas que vivieron antes. Por ejemplo, hace algún tiempo, en un lugar llamado Sicilia, en Italia, era común nombrar a los bebés igual que todos los abuelos y bisabuelos de la familia, así que podían llegar a tener incluso más de diez nombres… ¡Imagina tener tantos nombres! Esto era una forma de recordar de dónde venían y a qué árbol genealógico pertenecían.
Archivo iconográfico DGME-SEB-SEP
En otros lugares es una tradición que los nombres se pasen de generación en generación, como una abuela le da su nombre a su hija, y luego la hija a su propia hija. Así, los nombres que hoy nos identifican han recorrido un largo viaje, por eso tienen raíces profundas que se extienden a través del tiempo y del mundo, conectándote con historias y tradiciones increíbles.
Más allá de la herencia familiar, los nombres en diferentes culturas son como pequeños cuentos. Por ejemplo, en muchas partes de África, un nombre puede referirse al día de la semana en que alguien nació, la estación del año o incluso un evento especial que ocurrió cuando llegó al mundo. En países como Japón o China, el apellido suele ir primero que el nombre propio para dar muestra del linaje familiar. Además, en Japón, algunos nombres masculinos pueden indicar la posición dentro de la familia, como Ichiro para el primer hijo o Jiro para el segundo hijo.
En América Latina, muchos nombres tienen raíces de la época de la Colonia, tomados de santos o de la Biblia, como Juan y María. Sin embargo, es importante recordar que antes de la llegada de los europeos, los pueblos originarios tenían sus propias formas de nombrarse, mismas que a menudo se referían a la naturaleza, eventos importantes, sus sueños o a cualidades deseables. Durante la colonización en ciertas regiones de México, a veces se forzó a la población a cambiar sus nombres para borrar o silenciar esas ricas tradiciones originales, ligando los nombres a la condición de "propiedad" en situaciones de esclavitud. En la actualidad encontramos la convivencia entre estas dos formas de nombrar a las personas, lo cual nos recuerda que detrás de cada nombre hay una historia compleja de poder y resistencia.
Hay nombres que expresan cualidades o emociones: Luz, Esperanza, Piedad. Algunos son no binarios, es decir, pueden ser usados tanto por niñas como por niños. Esto demuestra que los nombres también evolucionan con el tiempo y reflejan cambios en la forma en que vemos el mundo.
Archivo iconográfico DGME-SEB-SEP
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Actualmente nuestros nombres también pueden estar conectados con lo que ocurre a nuestro alrededor. Muchas familias eligen nombres inspirados en personajes de la historia, películas, caricaturas, libros o hasta videojuegos. En México, hay casos curiosos en los que los progenitores inventan una palabra: algunas personas tienen nombres como Masiosare, al alterar la expresión "… Más si osare un extraño enemigo…" del Himno Nacional Mexicano, o Anivdelarev, que viene de "Aniversario de la Revolución".
En México también encontramos nombres que provienen de otras lenguas, como Bryan o Briggite, de origen inglés; Noam o Liam, del francés; Emma o Amelia que son de origen germánico. Como vemos, los nombres no sólo viajan en el tiempo sino también a través del territorio, pues muchas personas son migrantes y llegan a vivir a otros países y nombran a sus hijas e hijos con los nombres más comunes o populares de esas regiones.
Nuestros nombres son como pequeñas cápsulas del tiempo y territorio; reflejan momentos importantes de nuestras familias, pero también de la historia y cultura de nuestro país.
Archivo iconográfico DGME-SEB-SEP
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